07 abril 2015.

Con motivo del Día Mundial de la Salud (7 de abril) hemos estado barajando diferentes temas para abordar en el blog y finalmente han sido las redes sociales las que nos han inspirado para hablar de un tema que nos interesa a todos: la interdisciplinariedad en salud.

Hace unas semanas nos encontramos con esta fantástica noticia:

 ¡Para que luego hablen de los jóvenes! Estudiantes de Medicina, Enfermería, Psicología, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Odontología y Farmacia se unen para trabajar juntos. Qué importante es actuar de forma multidisciplinar e interdisciplinar en salud y qué pocas veces se lleva a la práctica. Nos encanta esta iniciativa que confiamos sea ejemplo para algunos de «los mayores», los ya profesionales, que finalizaron sus estudios y hoy se encuentran trabajando en las diferentes instituciones del sector salud.

Todos los que trabajamos en el sector sanitario debemos ser conscientes que el eje central de nuestra labor son las personas y eso exige asumir una visión integral de su salud y trabajar en equipo con profesionales de diferentes disciplinas. Dos premisas que no siempre se cumplen.

El trabajo interdisciplinar no es solo un grupo de personas de diferentes disciplinas actuando de forma independiente en el mismo espacio -lo que se conocería como equipo multidisciplinar- sino que hace referencia a un equipo de profesionales trabajando de forma interdependiente con una metodología y objetivos comunes, y creando juntos planes de prevención, formación, tratamiento o cuidados. Pero no siempre vemos o percibimos que ese trabajo en equipo realmente se produzca. ¿Estás de acuerdo?

¿Por qué crees que sucede? Nos gustaría que formarais parte de esta respuesta porque nos permitirá trabajar en las soluciones. Probablemente la carga asistencial, la inestabilidad profesional y la falta de recursos dificulta integrar estas dinámicas de trabajo en los centros hospitalarios y centros de salud. Los presupuestos limitan también la incorporación en los equipos asistenciales de disciplinas como la Psicología, Fisioterapia o Trabajo Social.

Pero no sería justo poner la mirada solo en criterios económicos. La actitud de los profesionales y gestores juega un papel fundamental a la hora de llevar a la práctica la asistencia interdisciplinar. ¿Reconocemos como una inversión en salud la integración de psicólogos en los equipos de salud? ¿Somos conscientes del valor que proporciona un trabajador social para dar respuesta a las necesidades de ámbito social de las personas? Incorporar profesionales de estas disciplinas que actúen coordinados con el resto del equipo pondría freno a lo que se conoce como medicalización de la sociedad, esto es, pretender solucionar problemas de salud tratando sus signos y síntomas en lugar de sus verdaderas causas[I]. Estos profesionales aportarían la dimensión psicosocial indispensable para ahondar en las necesidades reales de las personas, huyendo de la solución simplista basada en el síntoma. Esta efectiva incorporación requiere un cambio de actitud y planteamiento en la asistencia que quizá resulte más complicado que la mera inversión económica.

La salud-enfermedad debe concebirse como un proceso donde el saber en el terreno sanitario no sea solo biológico

Por otro lado, no quepa duda de que celebramos los grandes avances científicos y tecnológicos que se han producido en materia de salud. Han ayudado a aumentar la esperanza de vida y mejorar la calidad de vida de las personas. Pero también surge el debate, como plantea Mª Eugenia García en su artículo Humanizar la asistencia en los grandes hospitales: un reto para el profesional sanitario, de si la nueva medicina ha producido una “cosificación” de la persona alejándonos de una visión de conjunto de la misma. ¿A qué hace referencia la “cosificación” de la persona en salud? A la circunstancia a través de la cual se pierden los rasgos personales e individuales de la persona, se prescinde de sus sentimientos y valores y se le identifica con sus rasgos externos (se le trata como “el cáncer de próstata de la habitación 4” por ejemplo)[II].  La gran especialización de los profesionales permite una mejor estrategia diagnóstica y terapéutica pero quizá también se está produciendo una despersonalización de la asistencia que parcializa a la persona.

Si integramos diferentes miradas y enfoques profesionales, y trabajamos en equipo, podremos hacer una valoración más ajustada de las necesidades reales de las personas y, junto con ellos, podremos diseñar planes de intervención más eficientes y efectivos.

Todos debemos poner de nuestra mano para lograr una asistencia sanitaria de calidad y humana y eso pasa por un enfoque interdisciplinar en el que la PERSONA sea el centro y el eje del sistema.

Los estudiantes ya han asumido su responsabilidad y no sólo han impulsado la Alianza Sectorial de Estudiantes de Ciencias de la Salud, sino que también han llevado a cabo el I Congreso Interdisciplinar Sanitario el mes de marzo. Estudiantes de Farmacia, Medicina y Enfermería se reunieron en Albacete para trabajar y formarse. MÁS QUE IDEAS tuvo la oportunidad de participar impartiendo el taller “Trabajo en equipo: Juntos sumamos en salud” y nuestra vocación por los futuros profesionales ha quedado plasmada en un acuerdo de colaboración con la Asociación Española de Estudiantes de Enfermería (AEEE).

Queremos seguir apostando por el trabajo interdisciplinar sanitario, presente y futuro. ¿Qué nos propones para promoverlo?

 

Acuerdo de colaboración con la Asociación Española de Estudiantes de Enfermería (AEEE)

 

[I] http://www.aebioetica.org/rtf/B4%20Humanizacion.pdf

[II] Javier Gafo, J. 10 palabras clave en bioética. Editorial Verbo Divino, Navarra 19991 p.26

2 Comentarios
  1. Paula 9 años

    Es tan importante lo que han hecho estos estudiantes.Me acuerdo en mis años de facultad ( que a lo tonto ya hace más de 15 años

  2. Alfonso 9 años

    Estoy de acuerdo en la necesidad de un trabajo interdisciplinar en salud, especialmente para tratar a aquellos pacientes que, por lo complejo de sus patologías, requieren de un abordaje integral para ser tratados de la manera más conveniente.

    Sin embargo, no estoy de acuerdo con la mención a la «medicalización de la sociedad». Por una parte porque este concepto no tiene que ver con el tratamiento de signos o síntomas de una enfermedad, si no con tratar como enfermedades a aquellas circustancias de la vida de una persona que no lo son. Pero entiendo que de lo que estamos hablando aquí son de pacientes con un diagnóstico concreto.

    Aclarado este punto, y en la línea del artículo, quiero plantear una situación ficticia. Imaginemos una enfermedad que no tiene cura y en la que el paciente tiene una serie de necesidades de diversa índole que no pueden ser abarcadas sólo por un médico, sino que requiere de un equipo integrado por diversos profesionales de la salud: psicólogos, trabajadores sociales, rehabilitadores, nutricionistas, etc. Ahora pongámonos en el supuesto de que aparece la «pastilla mágica» que cura esa enfermedad. En ese momento, esas necesidades del paciente, ya curado, desaparecen.

    ¿Quiero decir con esto que la única solución pasa por encontrar esas «pastillas mágicas», llámense fármacos, procedimientos quirúrgicos o dispositivos médicos? No. Volvamos al mundo real. Existen miles de enfermedades que no tienen cura en la actualidad y en la que los pacientes tienen muchas necesidades de diversa índole que, en una situación ideal, deben ser abordadas por varios profesionales de la salud. Pero, en mi opinión, considero que existen dos principios fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Primero, poner al paciente en el centro del sistema sanitario. Esto es algo que está en boca de todos los agentes del sector, pero que no siempre se lleva a la práctica. Y dos, la medicina es el principal pilar fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Con el avance científico en medicina, desaparecen muchas de las necesidades no cubiertas de los pacientes y, tal y como yo lo veo, debemos ser los pacientes los que nos involucremos de manera directa para conseguir que esas necesidades no cubiertas sean tenidas en cuenta por la comunidad científica para poder ser resultas de manera idónea. No me gustaría que esto fuera entendido como un menosprecio a otras profesiones del sector distintas a las de médico o investigador, pero realmente creo que las organizaciones de pacientes nos encontramos en un punto en el que tenemos que estar a la altura de los retos que plantea la investigación en las enfermedades de los pacientes a los que representamos. Es hora de asumir ese reto.

    Un abrazo.

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